6 jul 2011

Frío

Abriendo la puerta me encontré con él; se podría decir que empezó como un simple juego pero cada vez más y más me acercaba a una verdad de la que indudablemente me querría escapar tiempo después.
No vi un solo mueble en la habitación, tan solo su bizarra y sombría silueta en un ambiente decorado por un despliegue de sombras que ahuyentarían al más intrépido soldado. Y la luz danzaba a su alrededor y se veían negruzcas proyecciones sobre los deteriorados pisos de madera estilo parqué.
En ese momento todos mis argumentos fueron inválidos, drenando mis últimas gotas de conocimiento y lógica frente al absurdo que se me estaba siendo presentado empecé a gritar.
Intenté correr, intenté alejarme, intenté separarme de todo lo que alguna vez significó para mí una unión a esa abominable figura, pero no pude.
Me gustaría haber alcanzado al menos a decir que “yo no soy de los que creen en eso” pero ya era demasiado tarde; mi boca se había empezado a congelar. Podía sentir el frío pero no desde afuera sino adentro mío, un extraño hechizo que me dejó en soledad con mis pensamientos.
Ahora mi cuerpo es una estatua y lo único que queda de mi es la capacidad de sentir.
Espero que una lluvia de fuego o alguna catástrofe azote este mundo, así al menos tendría algo que observar para no aburrirme.

- Mi forma de ver el cuento que abre The Universal Sigh

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