28 sept 2010

El purgatorio de los insulsos


victorioso había salido
melancólicamente hablando
contento de no perder otra de tus batallas
pero en el fin místico había una pizca de arena faltante
el último, ínfimo punto donde todo se conectaba
eso era lo que faltaba.
y ahí quebré.
ahí vomité mi último órgano.
ahí perdí la sensación de cosquilleo esa de cuando se te duermen los pies.
fue ese momento y nada más ese momento.
ella me había guiado hasta ahí.
todo fue un camino perpetuo y hecho con mis propios huesos
mientras intentaba escalar la piel se desgarraba y volvía a caer
pero esta vez no iba a perder, era una distancia infinita, pero ya había recorrido más de la mitad
más de la mitad.
me miré al reloj y las horas ya no se marcaban
no era un fantasma
era una brisa
era el viento leve que acompaña y hace que dancen las hojas sobre el pasto
el pasto estaba muy abajo, muy lejos.
entonces, quiebre previo me solté.
lagrimeé mis últimos fluidos
estaba en ese olimpo mágico
esa falacia tan bien armada
ese placebo tan tangible y tan pecaminoso.
no era el cielo, no era el infierno
era un día que creó mi propia culpa.

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