8 nov 2010

Eclosión

Eso era, ese era el mayúsculo problema de la increíble situación.
Sueño que me encuentro con mi padre. Nunca sueño con mi padre, probablemente porque nunca tuve una relación con él de ninguna forma.
Eso nunca me jodió de todas formas, busqué la vuelta y en este momento la mayoría de las cosas me chupan un huevo.
Ahora, el problema, un día antes de mi cumpleaños veinte, apareciéndose sin que nadie lo llame en uno de mis sueños,
No te la puedo creer, encima desgraciando mi cama con una mujer que probablemente ni siquiera hable español.
Chau y en veinte años nos vemos de nuevo. Nah, no creo.
Salgo a la calle y lo único que veo es un tipo paseando perros y gritando “Rayovac, rayovac”, no entiendo muy bien por qué las pilas y los perros, pero de todas formas yo tenía que estar en un café y se me hacía tarde.
Jugamos al dominó entre mi sombra y yo, veinte minutos de puro exorcismo barato.
Y ahí cae ella, la chica con la voz de GPS.
Lo único que hace es dar malos auguríos y yo me quedo ciego.
La miro de nuevo pero su pinta es la de una persona ávida en la fornicación con dinosaurios. Triste pienso para mis entrañas y me trago otro sorbo de ácido para baterías.
Es esa eterna pelea entre el bien y el mal, pero esta vez neutro.
Llego a decirle las palabras más bellas jamás oídas a la oreja y su cabeza explota de tanta “belleza”. ¿Para qué?
Se congela la escena.
Control. Alt. Suprimir.
RealLife.exe
Terminar proceso
¿Está seguro de que desea terminar el proceso?
Sí.
Y ahí volvemos de cero, se carga de vuelta el boliche y yo me limpio los pies que a esta altura estaban todos embarrados en la sangre-barro de la cabeza de la muchacha.
No parece un sueño, y de hecho, ya no lo es. Es una proyección de todo lo que me vino pasando en la semana.
Camino un par de cuadras y veo gente con la luz prendida, paso para adentro y lo único que hay para comer es un oso de navidad.
¿Navidad en esta época? Hace demasiado calor, está lloviendo y estamos en agosto.
Me echan porque me vieron hablando con un homosexual disfrazado de galleta. ¡Que bien que la estamos pasando!
Terminamos drogados y haciendo gárgaras con nuestro propio sudor, bastante sugerente en el momento pero en la cama no entregaba ni por putas. O putos, les reitero, en este momento todo el concepto espacio-tiempo estaba entremezclado.
Prendí la play y me puse a jugar a un juego de vaqueros, el personaje era un suicida y yo también me di cuenta que en realidad nunca prendí la play, miré para arriba y los medidores de vida eran mis medidores de vida, a la “Max Payne” o DiCaprio en “La Playa” yo no era ningún personaje de videojuego yo era un ente. Era el centro de el universo que yo no había creado pero de una forma u otra había conquistado.
Y en la cima del mundo, en mi última mordida fatal de vida, lo dejé caer todo, me liberé como si las paredes que tengo a 2 cm. de cada extremidad estuviesen hechas de espuma y no, les puedo asegurar que no eran espuma, eran buenas imágenes para los niños.
Eran augurios de que quizás todo no estaba tan mal y ese cacho de cosa que veía en mis ojos cada vez que veía era solo un cacho de cosa y nada más.
Nada más que eso. Estoy más viejo.

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