¿Qué carajo somos?

¿Somos una espada? ¿Somos un diamante? ¿Somos un trébol? ¿Sómos un puto corazón? Somos la explosión de la exposición de un agujero negro, el dolor de la amargura y el éxtasis del placer.
Somos la pequeña línea desdibujada de una gigantesca pared llena de graffitis simbólicos sobre una guerra que nunca sucedió.
¿Somos una planta? ¿somos una raíz? ¿una semilla acaso? somos polvo de felicidad, somos aserrín hecho a partir de maderas de hierro y sangre.
Somos el olor del aliento de la mañana y la incómoda cena en la que te presentan.
Somos el cálido abrazo de una tarde de domingo lluviosa en la que no hay nada para hacer y sin embargo somos también ese malestar punzante de un dentista arrancándote las muelas sin anestesia.
Somos la forma de perder y caer desde lo más alto hacia lo más bajo en una fracción de segundo en una palabra mal pronunciada o un corte de teléfono.
Somos la cosa que ahoga y te succiona el obligo y las ganas de hacer otra cosa.
Somos esclavos el uno del otro y sin embargo nos gusta esta falta de libertad... o eso creemos.
Somos el libertinaje, somos el vacío que sentís cuando se termina el helado, cuando se termina tu serie de tv preferida o cuando estamos a punto de dormir y pensamos que se puede seguir hablando.
¿Realmente somos algo?
Decir que somos todo y la nada sería realmente cliché y eso es lo que somos;
Un cliché caminante; el cliché de que mañana va a ser un día soleado y que los pájaros van a cantar, vamos a estar abrazados y que la tristeza del mundo no va a poder alcanzarnos.
Ambos sabemos que no es así.
Ambos sabemos lo que somos...¿o no?
No sabemos un carajo, pero somos felices a nuestra manera y creo que eso es lo que importa.


Te amo.